martes, 5 de febrero de 2008

AMODOMINATRIZ PACTO DE ESCLAVA

AMODOMINATRIZ PACTO DE ESCLAVITUD

La mujer estaba frente a a mi de rodillas, pero tenia su Mirada fija en el piso, mientras que sus manos acariciaban suavemente mis pies, sentí sus manos toscas llenas de callosidades que rozaban tímidamente mi piel como queriendo no ensuciar una seda muy fina.

La mujer recostó su rostro sobre mis pies y empezó a lamer uno a uno los dedos de mi pie derecho mientras que con sus dientes jalaba lentamente cada uno de los anillos que adornaban mis blancos dedos, la mujer masoquista mostraba orgullosa las cicatrices que adornaban su espalda y que aun frescas sangraban alegremente, estas cicatrices habían sido producidas la noche anterior cuando castigue a mi esclava con un látigo de tres nudos de los utilizados para castigar mujeres masoquistas en mis secciones de dominación femenina
La mujer sonrió y luego deslizo sus brazos abrazando fuertemente mis piernas y empezó a lamer la parte interna de mis muslos, sentí el roce de la cadena que que sujetaba su cuello que golpeo levemente mi rodilla.
Ella se sentó en el piso y levanto mi blanca pierna hasta situarlas sobre sus débiles hombros y empezó a lamer mis piernas deslizando su lengua como un perrillo, empezando por el tobillo hasta la rodilla.
La sujete fuertemente con mi mano izquierda y la jale hacia abajo, de manera que su espalda sirvió de butaca para mis pies, empuñe fuertemente el látigo que tenia en mi mano derecha y empecé a castigarla con latigazos sobre sus nalgas hasta que la sangre broto, era una sangre oscura que goteo suavemente sobre el piso negro del cuarto.
Luego puse mi pie sobre sus nalgas el cual se tiño de color rojo , hundí el dedo grande de mi pie en esas carnes de tal forma que la mujer dio un alarido de dolor, luego puse mi pie sobre su hombro y la empuje ella cayo sobre sus nalgas y grito aun mas fuerte, luego levante mi pie y lo introduje en la boca de mi esclava ella empezó a lamer mis pies y su boca se tiño de rojo, una vez mas golpee su rostro con el látigo ella me miro y sonrió de placer.